jueves, 19 de noviembre de 2009

Tolerancia al dolor

¿Qué tiene que ocurrir para que un gobierno cualquiera se vuelva una cosa intolerable para la sociedad? ¿Existe un umbral de repugnancia social ante la mentira?
Mauricio Macri creó una fuerza parapolicial con el único fin de violentar aún más a aquellos a quienes la sociedad excluye. Todas las noches salía su escuadrón a la calle en busca de indigentes para expulsarlos de la marginalidad. Son personas que, en la visión de este gobierno, no merecen habitar ni siquiera un indigno margen. No existe situación de mayor indefensión para un ser humano que la intemperie y, aún así, Macri somete a estas personas a mayores e innecesarias dosis de violencia.
Mauricio Macri creó un mecanismo estatal de espionaje para espiar a los opositores y a sus propios familiares. Designó al frente de la policía metropolitana a una persona que encubrió el mayor atentado terrorista del país para que lleve a cabo la tarea de construir su propia red de espionaje. Cuando esta trama comienza a descubrirse, cuando los protagonistas van a prisión, Macri insiste en negar todo conocimiento y responsabilidad, violentando no sólo la institucionalidad y la democracia, sino también a las propias palabras. Es como si fuera niño que, cuando hace alguna "travesura", sólo atina a decir "yo no fui". Sólo que es el Jefe de Gobierno de la Ciudad.
Mauricio Macri disminuye sistemáticamente el presupuesto asignado a educación y gasto social, mientras aumenta las transferencias de recursos estatales a sectores privados y a contratistas. Mauricio Macri reforma, mal y a destiempo, al Estado de la Ciudad, copiando el modelo desconcentrador y tercerizador promovido la década pasada por el Consenso de Washington. Desaloja a los pobres y cierra centros culturales. Sus legisladores emiten votos truchos en las sesiones legislativas. Sus funcionarios están vinculados con la última dictadura militar. Hace oscurísimos negocios inmobiliarios con el el patrimonio público de la Ciudad. Subejecuta el presupuesto, pero emite bonos para endeudar al tesoro público.
¿Qué más tiene que hacer Macri para que su gestión se torne intolerable? ¿Cuántas mentiras se pueden soportar? ¿Cómo es posible que se le disculpen cosas tan graves, imperdonables si ocurriesen en el ámbito nacional? Y más importante aún: ¿Qué intensidad de violencia nos puede administrar la derecha antes de que nos duela?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Ni para espiar

El niño Mauri, cuado era chico, es decir hace apenas dos años, soñaba con la policía propia y le pidió a los reyes magos que se la regalara. Es sabido que los reyes son los padres, pero Franco no tiene tanto poder. En consecuencia, contrató a Duran Barba, publicista ecuatoriano que ideó una estrategia milagrosa: basar la campaña a Jefe de Gobierno en la ausencia de Mauri en la misma. Con ausencia y todo le bastó para que con su cara de pánfilo convenciera a los porteños de que “tenía un plan”, que “había que ser serio” y el inefable “va a estar bueno buenos aires”.
Así fue que el niño Mauricio pudo cumplir su sueño y armó su propia policía. Para demostrar de qué se trataba “el plan” que “tenía” puso al frente de la fuerza “al policía más condecorado de la historia”: Jorge “fino” Palacios, quien resultó ser un terrible hijo de puta que no sólo está procesado por encubrimiento en la causa de la AMIA, sino que armó una bandita para espiar a los familiares de las víctima. ¿Curioso, no? Para poder armar la bandita el ministro de educación contrató un ñoqui: Ciro James “Bond”.
No transcurrió demasiado tiempo para que Palacios renuncie, gracias a la campaña de repudio de un conjunto de organizaciones sociales, fuerzas políticas y organismos de derechos humanos, junto con los familiares de la AMIA. Hoy, el finísimo está preso sus aventuras como espía.
Un dato de color es que entre los espiados estaba el mismísimo cuñado de Mauricio, quien se despachó contra el Clan Macri y dos días después fue baleado, en un hecho que el niño Mauricio no dudó en calificar como un intento de robo. Para Macri es normal que cuando alguien que habla mal de su familia sufra un atentado. Gente rara, los Macri.
En reemplazo del Fino, demostrando que detrás de lo que parece improvisación hay un plan, Macri decidió designar un civil (¡y qué civil!). Eugenio Burzaco ha sido asesor de seguridad del ex Gobernador Jorge Sobisch en la época en la que la represión de una huelga docente se cobró la vida del maestro Fuentealba. Casualmente, o no tanto, el mismo sindicato con el que Macri mantiene un conflicto abierto.
Como Burzaco es diputado Nacional, tenía previsto asumir el cargo cuando finalizara su mandato. Mientras tanto, dejaron a cargo de la policía al Sr. Chamorro, de quien, ayer se supo (y hoy fue echado) que se dedicaba a… (adivinaron) espiar!!! Sí. El Sr. Chamorro ni bien asumió se dedicó a espiar a opositores, a uno de los dueños del diario La Nación, y ya que estaba, porque siempre es bueno saber algo del Jefe de uno, le abrió una carpetita a Rodríguez Larreta.
La idea de este post era analizar la política de seguridad de Macri, pero en lugar de eso preferimos simplemente contarla. Intentamos analizarla, pero descubrimos que no existe política de seguridad en la ciudad (ya no digamos seria) y que Macri y sus acólitos son una manga de improvisados jugando a ser Cowboys que no sirven ni siquiera para espiar.
Si Buenos Aires estuviera buena, Mauricio Macri, tendría que ser sometido al menos a un Juicio Político.
Les dejamos un video que no tiene absolutamente ninguna relación con lo que acaban de leer, pero que queremos compartir con nuestros lectores.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Habría que ver...

El matutino-que-no-debe-ser-nombrado acaba de publicar esta noticia, donde Cobos reparte elogios para Reutemann y, al mismo tiempo, le tira un centro a Binner para que lo acompañe en una fórmula presidencial. La política argentina actual es, sin duda, un derroche de carisma.
¿Qué tan mal hay que estar para aceptar voluntariamente compartir una lista presidencial con el hombre-rata?
Si fuese Cobos, me buscaría un lugar cómodo para esperar la respuesta.



Va de onda, con afecto


No entraremos en detalles sobre el estrechísimo significado que tiene la inseguridad para Marce, Su, Mirtha y gran parte del sentido común, sólo subrayaremos aquí el hecho de que la falta de seguridad no es un fenómeno que pueda limitarse a hurtos, robos y homicidios. Sin embargo, queremos señalar algunas cosas.
El hecho de que estos tipos expresen su preocupación por la inseguridad sin haber dicho absolutamente nada (ni ahora, ni nunca) sobre las desapariciones de Julio López y Luciano Arruga o sobre la UCEP, por mencionar tan sólo algunos "hechos de inseguridad", es de un cinismo agraviante. No es necesario adherir a teorías conspiranoicas-destitutivas para cuestionar las credenciales democráticas de algunos de estos personajes que braman por la pena de muerte, añoran la represión y no les preocupan los golpes de estado en países vecinos. Cabría preguntarse, incluso, qué es lo que desean expresar exactamente estas figuras mediáticas, tanto con sus palabras como con sus sugerentes silencios, cómo es que se conmueven cívicamente con un corte de calle o con el asesinato de un florista y no con la desaparición de personas o la represión de la indigencia.
Estos comunicadores de pacotilla, irresponsables e ignorantes, realizan un importante aporte en la construcción de un sentido común nefasto que busca soluciones sencillas a problemas complejísimos. Están practicando terrorismo mediático, en la medida en que elaboran relatos que buscan generar miedo y terror. Terror de salir a la calle, porque hoy cualquiera te mata por cualquier cosa. Pero tranquilos, porque aún sin saber ni siquiera cuáles las estadísticas del delito, encontraron la solución: después de construir al otro amenazante, sólo resta reprimirlo, matarlo, aniquilarlo.
Sería bueno que estos loritos que repiten, difunden y amplifican zonceras se limiten a entretener, que es lo único que saben hacer medianamente bien.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Clarín, la SIP y la autoreferencia permanente


Desde hace varios días, Clarín no para de hablar de si mismo. Esto no es nuevo: en pleno debate de la ley de Servicios Audiovisuales el grupo optó por asumir un discurso de victimización. “TN puede a desaparecer”, decían a toda hora. El canal Volver decía que nadie se iba acordar de Pepe Biondi. Los energúmenos de A Dos Voces llegaron a espetarle a Morgado que iban a tener que desprenderse del diario, quien los interrumpió para aclararles que los diarios no eran servicios audiovisuales y por lo tanto no se los regulaba en la ley. Incluso torcieron el discurso de Pichetto de tal manera que le hicieron decir en un zócalo que TN corría riesgo de desaparecer.
Ahora bien, desde hace unos días Clarín está insoportable. Como todos saben, el sindicato que conduce Moyano ha estado reclamando frente a las plantas de Clarín y La Nación el correcto encuadramiento de los trabajadores que hacen el reparto de dichos diarios. Es decir, mayores salarios a esos trabajadores. Como consecencia los diarios se demoraron en su distribución, aunque no lo suficiente como para no conseguirlo a la mañana tempranito en los kioscos para poder disfrutarlo junto con las facturas. Sin embargo, nuevamente volvió el mismo recurso victimizante: “es un ataque la libertad de prensa”, “es una persecución del Gobierno”.
De todas formas, fue muy divertido ver las explicaciones de uno de los Gerentes de Clarín: “tuvimos que parar durante una hora y media la impresión de la tapa”. El lector perspicaz podría preguntarse cómo fue que una manifestación frente a la puerta afectó el proceso de impresión. Respuesta: demoraron la impresión, porque cambiaron la tapa y el tema principal pasaron a ser ellos mismos.
Desde el sábado hasta hoy no han cesado de colocarse a sí mismos en sus tapas, ya sea por el conflicto gremial mencionado o por el encuentro anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). La SIP es una asociación de dueños de multimedios, empresarios que se juntan a defender sus negocios. Bajo el disfraz de la defensa de la libertad de prensa, defienden con uñas y dientes sus negocios. Se trata de amorales, de especialistas en manipulación de noticias y piratas de la comunicación: estos son quienes conforman la SIP.
Una anécdota que pinta a la SIP: el año pasado la SIP tuvo un destacado rol como sector opositor al Gobierno de Venezuela, ese mismo año recibieron el reconocimiento del Rey Juan Carlos por su labor “en la defensa de la libertad de expresión, los valores de la prensa libre y la dignidad de la profesión periodística”. Recibieron el apoyo de un Rey que mandó a callar a un Presidente de una nación soberana. Paradójico, ¿no?