viernes, 26 de junio de 2009

Zoncera Nº 46 - Los bolitas vienen a robarnos el trabajo

Todos hemos escuchado más de una vez frases como ésta o sus derivadas, ya que puestos a achacar culpas las zonceras no hacen discriminaciones de nacionalidad. Claro está, siempre y cuando se trate de países latinoamericanos, que el medio pelo evalúa como portadores de la barbarie. A nadie se le ocurriría, por ejemplo, echarle la culpa a la inmigración chilena de nuestros males, y mucho menos a la europea.

Así, para los promotores de esta zoncera, los españoles e italianos construyeron el país, en tanto que bolivianos, peruanos y paraguayos vienen a destruirlo… y lo hacen de la manera más vil: robándonos el trabajo. Esto parece llevarse a las patadas con otra zoncera ya analizada: “Acá no trabaja el que no quiere”. Pero en eso reside la potencia de las zonceras, una misma persona puede tener como verdades inconmovibles dos o más zonceras en apariencia incompatibles entre sí, sin que ello signifique contradicción alguna.

Esta zoncera, se sostiene en la construcción de un otro que viene a robarnos lo nuestro. La versión preferida es la del trabajo, pero también puede incluir los hospitales, las escuelas y hasta la vivienda. El propio Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauritzio Macri, ha propuesto como solución para esta “inseguridad” cerrar las fronteras. Esto se vincula con otra zoncera, que analizaremos oportunamente, y que expresa una versión de esta: “Los de provincia nos usan los hospitales, por eso funcionan mal”.

Otro elemento interesante de la zoncera que nos convoca es que no necesita apoyarse en datos de la realidad, para quienes la repiten es válida tanto para épocas de alto desempleo o de pleno empleo y siempre hay algún ejemplo que confirma su tesis indiscutible.

Según esta zoncera, los inmigrantes pobres (¡Pobres inmigrantes!) nos roban el trabajo porque aceptan trabajar por monedas. Aún asumiendo esto que sea así (cosa que por lo general no sucede), los zonzos le adjudican la culpa al trabajador explotado, nunca al empleador que se abusa de la situación de vulnerabilidad del trabajador. Para estos zonzos el inmigrante tiene una especie de malicia, cierto gozo perverso que lo lleva a aceptar bajos salarios en el afán de “robarnos lo que es nuestro”.

Quienes están en contra de la libre movilidad de las personas, suelen estar de acuerdo con la libre movilidad de capitales y nunca se los escuchará quejarse por una empresa extranjera que dejó a miles de trabajadores en la calle. En ese caso recurrirán a proclamar a viva voz otra zoncera (que próximamente analizaremos), esa que dice que “en este país no hay seguridad jurídica”.


viernes, 19 de junio de 2009

Zoncera Nº 45 - Acá no trabaja el que no quiere

Esto es lo que cree, en general, gran parte de la Clase Media Argentina. El que no trabaja suele pertenecer, en cierto imaginario, a las clases bajas: hablamos, vamos, del “negro”, del “cabecita”, del “villero”. Ellos no quieren trabajar porque, claro, son todos una manga de vagos cuya única aspiración es vivir de los planes sociales del Estado. Podrían trabajar si quisieran y ganarse el pan honestamente, pero no. Son incorregibles estos vagos. ¡Se niegan a limpiar nuestras casas! !No quieren trabajar en la construcción del edificio porque es feriado! ¡Osan, incluso, organizarse y cortar calles! ¡Le reclaman al patrón horas extras! Hábrase visto. Trabajo hay, por supuesto que hay. Pero estos no quieren limpiar nuestra mugre. ¡Que no se atrevan a tener dignidad!
La clase media persiste en esta clase de afirmaciones tan falsas como tranquilizadoras. Afirmaciones que, hay que ser justos, son promovidas por los que más tienen y, cuándo no, por los grandes medios de comunicación (aquí hay un ejemplo). La creencia de que el desempleo y sus consecuencias son causa de la falta de voluntad de un grupo de vagos esconde y reprime la dura realidad: vivimos y somos parte de una sociedad excluyente. La pobreza es el reflejo de nuestra propia imagen. Imagen que nos incomoda y que es cubierta y opacada de innumerables maneras. Una de ellas es, justamente, mentirnos diciéndonos que los pobres son pobres porque quieren, porque no desean trabajar.
Pero no crean que nos quitan la alegría, eh. Faltaba más.


Las zonceras

Las zonceras son falacias, argucias conservadoras que se han ido colando a lo largo de los años en los intersticios del sentido común argentino, en particular de la Clase Media Argentina.

Arturo Jauretche, en su Manual de Zonceras, nos ha ofrecido la punta del ovillo y nos tira la pelota hacia nuestra cancha, aclarando que lo suyo “es un manual de zonceras y no un catálogo de las mismas”. En la introducción al manual, Jauretche fantaseaba con que su editor organizara un concurso de zonceras, así todos podrían aportar a la redacción del catálogo.

Dicho concurso, desafortunadamente, nunca se organizó. Nosotros decidimos, entonces, recoger el guante e invitar a nuestros amables y (por ahora) escasos lectores a que nos hagan llegar a través de los comentarios sus propias zonceras.

Ahora, sin más preámbulos, comenzamos la tarea que nos ha sido legada.