Ayer el PRO realizó una conferencia de prensa en ocasión de la presentación del proyecto de ley de medios, en la cual Macri, De Narvaez y Solá reclamaron que el proyecto se trate recién después del 10 de diciembre, es decir después de que asuman los nuevos diputados y senadores electos el 28 de junio. El argumento es que, si bien la mayoría actual del oficialismo es legal, en realidad no es legítima. Esto es, por lo menos, discutible.
Desde el punto de vista de la soberanía popular, la legitimidad no proviene de otro lugar que no sea el voto. Los actuales legisladores fueron elegidos democráticamente en elecciones libres y tienen mandato hasta el 10 de diciembre. Que un diputado tenga mandato por un período determinado de tiempo significa que alguien le ha mandado a hacer algo. En este caso, el mandante es el pueblo y el mando que otorgan a los legisladores es el de legislar según su leal saber y entender en pos del bien común, o más bien, lo que cada uno de los legisladores entiende por eso. En eso, y no otra cosa, consiste el mandato. El problema es que el adelantamiento de las elecciones generó un problema de superposición: hay dos mandatos simultáneamente y los dos son igualmente legítimos porque ambos provienen del mismo lugar, el voto popular. Sin embargo, el que hoy vale es el de los legisladores que actualmente ocupan sus bancas.
En realidad lo que se esconde detrás de esta procupación republicana de la oposición es pragmatismo y realpolitk: quieren que no se someta a tratamiento en el Congreso ningún proyecto relevante hasta que la relación de fuerzas no les sea más favorable.
Lo más llamativo del PRO, sin embargo, no es su vocación de deformar el principio de soberanía popular según dicte la coyuntura política. Lo más sorprendente es que, aquí en la Ciudad, ocurre una situación análoga, pero con los roles invertidos. Como Macri también adelantó las elecciones se presenta exactamente el mismo dilema. La relación de fuerzas en la Legislatura de la Ciudad es sumamente favorable al macrismo, por razones que ya mencionamos en otro post. Además, debido a la sorprendente performance de Pino en la última elección y que los mandatos de muchos de los satélites macristas vencen, la composición de la Legislatura a partir de diciembre le será mucho más hostil que ahora.
Todo este rodeo es para decir lo siguiente: ayer por la noche la Legislatura autorizó a Macri a emitir deuda por más 600 millones de pesos. A partir de hoy, Macri va a pagar con bonos a los proveedores. Lo hizo el mismo día en que le pidió al kirchnerismo que espere a que asuman los nuevos legisladores antes de tratar el proyecto de ley de medios. Macri le pide al gobierno nacional que se abstenga de hacer algo que él mismo no está dispuesto a hacer en la Ciudad. Si no empezamos por casa, Mauricio, te recomendamos que te llames a un respetuoso silencio que, por lo menos, va a ser más elegante.
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