En el ring, si un boxeador pega una vez, seguro intentará otro golpe. Parece casi instintivo, pero en realidad es un gesto técnico: si con el primer guantazo ubica al contrincante, con el segundo buscará voltearlo. Además, el boxeador sabe que si interrumpe la cadencia de los golpes el contrincante podría recuperarse, poner distancia y esperar la campana, desando que el nuevo round le depare mejor suerte.
“Cuando se pega una vez, no hay que parar hasta que el rival muerda la lona”. Esta parece ser la actitud del kirchnerismo frente al grupo-que-no-debe-ser-nombrado. Luego de dos años ininterrumpidos de recibir golpe tras golpe, la iniciativa del fútbol libre se asemeja al golpe lanzado al aire que da de lleno en el blanco, golpeando directamente los intereses del grupo Clarín. Ahora, con ambos pies bien plantados, se disponen a dar el segundo golpe al actor que hoy representa y moldea a la oposición política. Para decirlo sin eufemismo, el multimedio no es una simple cadena de transmición, no es ni siquiera el portavoz de los partidos de la oposición. Es, lisa y llanamente, el líder de los partidos de la oposición en el Congreso.
El debate que se abre ahora es el resultado de meses de discusión en los ámbitos más diversos. Sin embargo, es casi una obviedad decir que los argumentos que se esgrimirán en el recinto del Congreso, en general, carecerán de valor y honestidad intelectual.
Seguramente, los promotores de los intereses de Clarín bramarán por la libertad de empresa, confundiéndola constantemente con la libertad de prensa. El oficialismo probablemente no menciones el hecho de que el proyecto de ley busca desmembrar a un actor económico que sin legitimidad popular alguna, ha conseguido construir alrededor suyo una fortaleza poderosísima capaz de condicionar la política.
El debate va a ser un parteaguas. Allí se verá la actitud que tomen los distintos espacios políticos (independientemente de su retórica encendida), pronunciándose a favor de las corporaciones o de la democratización de la palabra. Será de especial interés el voto de los sectores que dicen ubicarse en la centroizuierda: el Partido Socialista, el Gobernador Hermes Binner y su senador Giustiniani (que podría ser clave en el senado); el ARI fueguino que también tiene dos senadores; el SI que cuenta con varios Diputados; Pino Solanas y Claudio Lozano. Todos ellos, en definitiva, se enfrentarán al dilema de votar por lo que creen o por lo que les conviene: ganarse el favor del grupo. Sería esta última, por supuesto, una conveniencia muy breve y de extremísimo corto plazo…
La palabra hoy se encuentra privatizada y vaciada de contenido. Esta ley es una oportunidad para transitar el camino hacia su democratización, permitiendo que, al mismo tiempo, de la dote nuevamente de contenido. Estamos frente a una paradoja: en la discusión de la palabra, tendremos que juzgar a nuestros legisladores, no por el uso que hagan de ella, sino por las acciones que la acompañen.
Porque en la política, como en el boxeo lo que define una contienda son los hechos y no las palabras.
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Ojalá me equivoque, pero tengo la casi certeza de que el voto de Lozano, Giustiniani y Solanas va a ser no positivo.
ResponderEliminarHabrá que ver. Afortunadamente, las acciones son más elocuentes que las palabras.
ResponderEliminarcreo como el politico aficionado que los muchachos van a tomar una postura cobista, deberiamos presionarlos para que sepan que si es así ya no tendrán lugar en la centro izquierda
ResponderEliminarEs muy posible que el SI, el PS, Lozano y Pino voten contra la ley. No necesariamente para congraciarse con Clar*n, pero seguro que para no pelearse con buena parte de la clase media anti-K que se autoidentifica como progre, y de donde les llegan los votos a estos muchachos.
ResponderEliminarCon lo demonizados que estan los Kirchner en los medios que esta gente consume, seguro que pensaran que votar oficialista es piantavotos.
Ojo que con esto no los quiero excusar, eh? Es un analisis (perdon por la falta de acentos; pero esta computadora prestada no tiene instalado el espaniol).